Me escapé del mundo yéndome al norte, pero otro mundo esperaba allá. Yo arrimé, siempre disparo a mansalva, pero esa piel fue particular. La haces bien, y aunque te hierva la sangre te encadenas para no llamar...
¿Cómo haces?
conozco todos tus trucos, pero aun así me das que pensar. Te guardas el orgullo donde nadie pueda dudar de que lo tenes. Y así vas, sin perder el objetivo, pidiendo dos cuando queres tres. Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden y aquellas voces no me hablan más.
Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar.
Y me esperás, más de la cuenta siendo siempre el que yo soñé. Y firme yo, me encierro en que es peor, amar y envejecer. ¿Qué esperás? mostrame todas las cartas, a cara de perro no se jugar. Me endulzás, el ego siendo sincero dale un poco y te va a pedir más. Lo sabés, no hay arma más seductora, que contestar [siempre] la verdad, siempre estás, del otro lado del muro de los lamentos que me contás. No sé hablar, sin decir malas palabras: amantes, mentira, infidelidad.
Nunca más te vendo gato por liebre por no ser cruel pierdo honestidad. No es el fin, el
problema son los medios, no es algo que pueda respetar. No está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar.