Una amistad es un pacto, un contrato, un acuerdo de palabra sin palabras. Los dos sabemos que eso significa somos hermanos desde los 11 años, y cuando estamos juntos no le tengo miedo a nada’. No hace falta decirte que te quiero mucho, que sos mi hermana, que doy mi vida por vos y eso es literal. Saber que nadie te va a soltar la mano no tiene precio, ni hay que decirlo, es un pacto silencioso. No hace falta que le diga lo que significa para mí. Ella sabe todo lo que le debo y la voy a extrañar siempre. Crecí con vos, me prometiste que siempre ibas a estar conmigo, y a pesar de las paradojas ese pacto sigue firme. Estuviste ahí, conmigo, incluso cuando yo no era yo. Quiero hacer un pacto con vos. Siempre supe que ibas a estar, jamás dudé de vos ¿Cómo hago para dejarte ir? Me la juego por vos  porque confio en vos, y confio porque vos confias en mi. Ese es mi pacto. Ella me dijo “nunca te voy a abonadonar” y nunca, es nunca ¿no?
Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino. Entenderse con la mirada, esa expresión siempre me pareció tan trillada, vacía. Ahora veo que es un pacto implícito, lleno de sentido. Diciendo sin decir cumplimos nuestro pacto. Te juro, te prometo, te doy mi palabra. Un pacto se hace de a dos. Juramos estar siempre una al lado de la otra. Siempre vas a contar conmigo. Es un pacto. Un pacto es un refugio. Cuando el pacto se rompe quedamos desprotegidos, a la intemperie. Romper ESTE pacto, como una amistad, es algo imperdonable. ¿Cuál es tu pacto?